La muerte del mandatario venezolano Hugo Chávez no supondrá
necesariamente una parálisis en las negociaciones actualmente abiertas
entre Navantia y el Gobierno de ese país. Fuentes de Navantia descartan
que el fallecimiento del presidente vaya a traducirse imperativamente,
en una suerte de obligada relación causa-efecto, en la postergación o
cancelación del posible contrato de apoyo al ciclo de vida de los buques
fabricados en los astilleros españoles para la Armada Bolivariana o en
las negociaciones que se mantienen para la construcción de dos nuevos
navíos, hoy en fase final tras la presentación de la oferta si bien no
se había previsto fecha alguna de resolución.
De hecho, la verdadera situación de impasse es la que se ha venido
dando en los últimos meses, fruto de la enfermedad de Chávez, pudiendo
hablarse hoy de un punto de inflexión que permita reactivar ambas
cuestiones.
Respecto a las posibilidades de suscribir nuevos contratos, la
posición de los astilleros españoles, en tanto fabricantes, sumada al
necesario mantenimiento y actualización de una flota que de otra forma
no podría mantener las actuales capacidades operativas, no debería verse
mermada aún produciéndose un cambio de ciclo político en Venezuela, de
darse éste tras los resultados de las próxima consulta en las urnas.
En
suma, la oferta y posicionamiento de Navantia es un valor en sí misma
que no debería alterar la actual situación en el país y que, por el
contrario, podría incluso verse impulsada tras los últimos
acontecimientos.
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